luna de miel
Tu primera noche, celebrando tu luna de miel. Hospedado en un lugar de tu agrado. Alcohol barato, no hay problemas con el uso de drogas y lo más importante, libre de cerdos uniformados. Tú y tu compañera se inyectan uno al otro. Romántico y autodestructivo al mismo tiempo. Despiertas y es de mañana. No encuentras a tu mujer, no te preocupas y decides ir a tragar. Terminas y te diriges hacia la azotea con una botella de vodka y dos carrujos bien chonchos. Te sientas en la silla, te recargas en la toalla y poco a poco el carrujo se consume, el alcohol se evapora de tus labios y duermes tranquilamente. Te levantas a media noche, decides ir a fornicar con tu pareja, más no la encuentras. Decides esperar, el tiempo corre y nada. Caminas por los pasillos y en una lejana ventana divisas si silueta, te acercas y esta montada en un credo cubierto de joyas. Regresas a tu recamara y tomas una pata de la cabecera y tu pistola. Recorres el pasillo y sigilosamente te acercas. De una patada tumbas la puerta y entras, le repartes dos plomazos en el muslo a tu esposa y golpeas con furia la cabeza del cerdo, se desmaya. Pones el cañón de la pistola en el hoyo de la nariz y disparas. Tu esposa arrodillada pide perdón, la ignoras y la empiezas a golpear como piñata, después la dulce sangre escurre por su cara. Y tu con una expresión de tranquilidad ríes alegremente mientras caminas hacia tu cuarto con un carrujo en tu mano.