Te encuentras en un bar, junto a una horda de hipócritas ricachones. Tú te encuentras solo, mientras que todos tienen compañía, tu única compañía son: tu imaginación y tu cerveza. El aburrimiento te asquea y la compañía te desespera. Continúas bebiendo y terminas un poco ebrio y empiezas a soltar tu imaginación. Sueñas despierto. Te encuentras con una chica hermosa, la cual te complace todas tus peticiones. La sometes, se drogan, fornican y lo disfrutas. Repentinamente abres los ojos y dos gorilas te han levantado de tu mesa y te dirigen hacia la salida. Toda la gente te mira extraño y con cara de repulsión, como si fueras un loco. Observas tus pantalones e identificas una mancha de semen. En la entrada el “capitán” te cobra y te corre a la calle argumentando que no se permiten locos que no controlan sus impulsos. Quizás tal fue el éxtasis que gritaste al venirte. Quizás nadie comprende que tu poca felicidad no se basa en la realidad.