Residencia obesa
Nuevamente te encuentras caminando hacia tu rutinario
trabajo en esta pestilente ciudad. Viendo a todos los gusanos deambular a tu
alrededor. Tu escaso sueldo y falta de paciencia para el trafico citadino no te
dejan más opción que tomar el transporte colectivo… por otra parte, si tuvieras
un automóvil no podrías resistirte a la tentación de atropellar a cuanta fauna
de la selva de asfalto se topara en tu camino.. si pudieras centrar a un cerdo
uniformado y lanzarlo por el aire unos cuantos metros, cayera súbitamente y su
cráneo se impactara en el asfalto, no so suficiente mente fuerte como para que
se partiera y su cerebro brotara de este, sino lo suficiente como para descalabrarlo,
sin perder el conocimiento, experimente miedo y confusión sienta dolor… (pero
ya estás divagando)…. En tu trayecto en el metro de la ciudad, decides sentarte
y esperar que esta travesía sea corta y no tan vomitable como los demás días
rutinarios. Intentas sumergirte en tus pensamientos cuando dos hembras de estructura
similar a un hipopótamo, se sientan junto a ti.. casi puedes sentir el
colesterol siendo transpirado por sus grasosas pieles. Tremendas gordas que no
pueden manipular la grasa dentro de su cuerpo que casi te asfixian desparramándose
en los asientos. Como te encantaría poder cubrir de plástico el vagón y
comenzar a reducir sus capas de piel grasienta con un machete. Terminar de
remover la piel que podría ser un chicharrón y mientras se retuercen en el piso
como lombrices con sal y limón, tomar el tubo de una aspiradora, perforar sus
vientres y accionar la aspiradora en máxima potencia, mientras muestras una pícara
y tierna sonrisa al liberar a estas humanas de su traje de colesterol. No tienen
la puta conciencia del espacio, el hecho de que gran cantidad de gente (principalmente
tu) repudia el contacto humano y en especial con obesos mórbidos que solo roban
tu oxígeno y por último el hecho de que sus exagerados cuerpos mutilados podrían
servir de sustento a una población que no tiene acceso a alimentos. Lástima que todo esto solo quede en
una fantasía obesa. Por suerte las obesas se bajan en una estación próxima y dejan
de ahogarte con su manteca… y tú continúas con tu putrefacta rutina.
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