residencia animal

Te encuentras en una habitación cerrada, no hay ventanas solo una luz que molesta tus ojos, todo a tu alrededor es suave, todo es blanco. De pronto la desesperación invade tu cuerpo. Estas como un perro rabioso incontenible. Te lanzas a las paredes, azotas tu cabeza, pero nada sucede. Tus ojos se irritan. Deliberadamente se abre la puerta y entra un hombre, tu vista se nubla, te abalanzas hacia el individuo y muerdes su rostro. Él siente mucho dolor y te clava una jeringa, te tranquilizas. El individuo sigue en el piso, retorciéndose como un animal moribundo. De nuevo te encuentras como un bebe, durmiendo tranquilamente, sin que nadie te perturbe.