residencia alcohólica

Sentado. Tomando fuera de tu casa, terminas tus botellas y las avientas sobre la barda. Se escuchan unos gritos, te asomas y ves una hermosa pareja de jóvenes en el suelo, con las cabezas abiertas. Sacas otra caja de botellas y decides continuar alimentando tu vicio sin ninguna preocupación.