Has muerto. Y tal como lo predijo aquel padre antes de que le volaras los cesos después de orinarte en su Biblia. Irías directo al infierno. Encadenado a un poste hirviente, con pequeños demonios que lucen como bebes destazados, que te arrancan la piel a mordidas y extraen tus vísceras. Te ríes y les escupes al igual que al padre. Te sueltan y trituran tus restos, vuelven a ensamblar tu cuerpo y nuevamente lo trituran. No es doloroso, es como beber sangría en el parque junto a unos ancianos que solo consumen tu oxígeno. Quizá el peor castigo que podrían darte seria regresarte a tu putrefacta vida.

1 Escupitajos:

Anonymous Anónimo escupió...

me gusto tu texto en el hotel y me anime a poner uno mas.
http://hotel-yorba.blogspot.com

7:30 p.m.  

Publicar un comentario

<< Regresar.